¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."

Carl Sagan en La armonía de los mundos.

05 agosto 2011

Abajo el telón


Ya que es viernes, vamos al cine. Pero nada de estrenos. Hoy toca hablar de una película de 1952: Candilejas, de Charles Chaplin.
Para empezar, atribuir la cinta a Chaplin es quedarse corto, y es que el genial actor inglés fue guionista, director, productor, protagonista y compositor de su banda sonora (su magnífica banda sonora, ganadora de un Oscar honorífico en 1973). Y no lo hizo nada mal...
La historia transcurre en Londres, poco antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial. Calvero, un cómico echado a perder, abandonado al alcohol, descubre en su apartamento a una joven llamada Thereza, que intenta suicidarse. Tras salvarla y acogerla en su casa, consigue devolverle las ganas de vivir, y le ayuda a recuperar su posición como bailarina en los principales teatros de la ciudad. Mientras tanto, su propia carrera se va extinguiendo poco a poco, y se ve obligado a rechazar el amor que Thereza profesa por él, consciente de que no sólo el final de su carrera está cerca.
Las dos horas de película alternan humor y drama, con escenas cargadas de mensajes positivos, sin dejar de lado un homenaje constante al teatro, la comedia y el vodevil. Es considerada la mejor película de Chaplin, y para muchos es una autobiografía (su carrera como actor cómico, su romance con Oona, cuarenta años más joven que él, su Londres natal, etc.).
Y sí, merece la pena verla.

25 julio 2011

Retrato de familia


Tras un imperdonable período de inactividad, este blog arranca de nuevo, y en esta ocasión lo hace hablando de uno de los cuadros más conocidos del Museo del Prado: La familia de Felipe IV, o las Meninas, de Diego Velázquez.
Este cuadro, quizá el más conocido del pintor Sevillano, data de 1656, y en él, en primer plano, aparece la infanta Margarita de Austria, ataviada con guardainfante (sí, esa falda gorda) y basquiña, y rodeada por sus infantas: a su izquierda, reverenciante, Isabel de Velasco, y a su derecha, ofreciendo agua a la infanta, María Agustina Sarmiento de Sotomayor. Junto a este trío, los enanos Mari Bárbola y Nicolasito Pertusato, y tras el grupo, la cuidadora Marcela de Ulloa y un guardadamas sin identificar. Para terminar, aparece al fondo de la escena José Nieto Velázquez, aposentador de la reina, y los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, reflejados en el espejo. Retratando a toda la troupe, aparece el propio Velázquez, en la parte más izquierda de la escena, ante el lienzo sobre el que está trabajando.
Es curiosa la colección de cuadros que aparecen en el fondo de la estancia: Prometeo robando el fuego sagrado, Vulcano forjando los rayos de Júpiter, Minerva y Aracne, y Apolo vencedor de Pan.
El cuadro, uno de los más investigados en la Historia del Arte, ha servido de influencia para multitud de pintores y escultores, entre los que se encuentran Goya y Picasso.
Lo que más me intriga de este cuadro es lo que se ha dicho sobre él. Hay quien afirma que la disposición de algunos personajes semeja la constelación Corona Borealis. Otros afirman encontrar una espiral áurea recorriendo la escena desde el centro del cuadro. Por no hablar del juego de espejos que se presenta ante el espectador...
Bueno, y también aparece un mastín delante de todos, que no me había fijado, pero es que como no da nada de guerra... (y eso que lo están pisando, ojo).

16 abril 2011

Después del uno va el dos


Una secuencia de las de darle al coco para el fin de semana.

¿Cuál es el siguiente número es esta secuencia?

-512 || 343 || -216 || 125 || -64 || ¿?


Ya se sabe. A Pensar tocan...

12 abril 2011

Buen día para mirar a las estrellas


¡Pobre blog! Un mes sin actualizar. En fin... Hoy se cumplen cincuenta años de la llegada del hombre al espacio, y la efeméride me viene que ni pintada para escribir una entrada sobre un tema al que ya le tenía ganas: el documental La carrera espacial.
La primera vez que vi dicho documental fue hace algunos años. Resulta que, en la 2 de TVE, decidieron por cuatro días dejar de emitir programas sobre ñúes y leones, y tuve la suerte de disfrutar de cuatro sobremesas coheteras y sateliteras.
Y hace algunos meses, el diario Público decide marcarse otro puntazo similar al que tuvo cuando dio Cosmos con su periódico, regalando esta vez La carrera espacial, lo que me sirvió para hacerme con los deuvedés permitentes.
Y es que estamos ante una joya de la divulgación científica. Esta serie narra los acontecimientos ocurridos durante la Guerra Fría que tuvieron relación con la investigación espacial, tanto bajo la perspectiva soviética como bajo la estadounidense, centrando los hechos en dos personajes: Wernher von Braun y Sergei Korolev.
Uno de los aspectos más interesantes de esta producción es la forma en que refleja la pasión por la Astronomía de estos dos hombres, la cual estaba muy por encima de las rivalidades entre potencias que había en la época.
Los cuatro capítulos hacen referencia a diferentes hitos en la historia de la carrera espacial:

-Espionaje espacial: Esta primera parte comienza en los últimos meses de la II Guerra Mundial, con la entrega de von Braun a los americanos y la liberación de Korolev del Gulag para su incorporación a la agencia espacial soviética.

-La Estratosfera (1946-1957): La segunda entrega se centra en el intento por ambas potencias de poner un objeto humano en órbita (sí, sale el Sputnik).

-Las Estrellas (1957-1961): Esta tercera parte se centra en los vuelos tripulados, primero con animales y finalmente, con la puesta es órbita de Yuri Gagarin.

-La Luna (1961-1969): Y, por último, como guinda de este pastel espacial, la llegada del hombre a la Luna, con todos sus preparativos, éxitos y fracasos.

Unas cuatro horas disfrutando de puestas en órbita, construcción de naves monumentales, la relación de von Braun con los nazis, el ocultamiento de información por parte de los soviéticos... Una vez más, hay que reconocerle el mérito a la BBC por este magnífico documental. Y quien no lo haya visto todavía, no sé a qué está esperando...

04 marzo 2011

Coronas por doquier


Ayer, analizando el problema de las ocho reinas, al dueño del blog Expertología se le ocurrió una nueva versión del juego, consistente en cambiar a las reinas por reyes. Partiendo de este comentario, surgió el acertijo de la Conferencia de Berlín. Ignoro si ya existía con otro nombre (yo al menos no lo he encontrado). De todas formas, allá va:

¿Cuál es el número máximo de reyes que pueden colocarse en un tablero de ajedrez sin que se coman unos a otros?

Si le sirve a alguien de ayuda, hace algún tiempo se habló del Rey en este blog...

16 febrero 2011

Comerse la Luna


Para hoy, una dosis de Historia-Leyenda de las que tanto me gustan: el origen del croissant.
Aunque la forma del famoso bollo ya era tradicional en países árabes como Argelia o Marruecos, fue en Viena donde nació el croissant tal y como lo conocemos hoy. Y aquí viene la parte de leyenda.
En 1683, las tropas otomanas al mando del gran visir Kara Mustafá, durante su campaña por el Danubio, cercaron Viena. Si lograban entrar en la ciudad, lograrían la conquista europea más importante después de la de Constantinopla en 1453.
¿Y qué tiene que ver Viena con Constantinopla? Pues mucho, pues al obtener esta ciudad, los otomanos adquirieron su símbolo, la media luna. Y es que Constantinopla, cuando se era una colonia griega llamada Bizancio, se salvó de un ataque gracias a la luz de la Luna, que descubrió a los atacantes cuando intentaban tomar las murallas. Por ello, los bizantinos adoptaron la media luna como símbolo, en agradecimiento a la diosa lunar Artemisa.
Y ahora volvamos al siglo XVII, con los otomanos a las puertas de Viena, e intentando penetrar en la ciudad de noche, amparados por el silencio, la oscuridad y el sueño de los vieneses.
Sin embargo, el ejército invasor no contó con que, a esas horas intempestivas, los panaderos se encontraban trabajando (por aquel entonces no había servicio de recogida de basuras, por lo que serían los únicos en vela a esas horas), y entre sacos de harina y hornos de leña, se percataron del movimiento de tropas en pleno ataque. Ni cortos ni perezosos, los panaderos dieron la voz de alarma, obligando a los otomanos a cejar en su empeño de tomar Viena.
Y como celebración, crearon un pan llamado halbmond, que en alemán significa media luna, y que acabó derivando en el actual croissant.
¿Y por qué es una leyenda? Pues porque hay otra versión. Ésta también se sitúa en Viena, y tiene como protagonista al hombre de negocios polaco Jerzy Franciszek Kulczycki quien, durante el ataque otomano, logró huir de la ciudad para alertar a Carlos V de Lorena, y volver para alentar a los defensores, pues aseguraba que las tropas del Rey de Polonia acudirían a ayudar a los vieneses.
Y aquí viene lo mejor. No sólo los otomanos se largaron de allí, sino que el propio Kulczycki recuperó, entre los enseres abandonados por los soldados en retirada, unos sacos llenos de café, un producto desconocido por los europeos. Para celebrar la victoria, comenzó a servir esta bebida acompañada por kipferl, unos pastelitos que ya existían en el siglo XIII, pero que a Kulczycki le venían de perlas, pues tenían forma de media luna.
Sea historia o leyenda, no deja de ser curioso que ese bollo riquísimo, protagonista de tantos desayunos y meriendas, sea el resultado de sangrientas campañas militares...

07 febrero 2011

¿Número? ¿Mensaje?


Bluetooth, infrarrojos, conexión GPRS, 3GP, Wifi, llámame-que-no-tengo-saldo, Whatsapp, Twitter, Tuenti, Facebook...
Nada de eso. El único operador nacional existente no regala llamadas entre fijos, y apenas hay teléfonos móviles entre la población, así que si tienes algo que decirle a tu amiguito, llama rápido y no te enrolles, que el paso está por las nubes (de lo de la facturación por pasos ya hablaremos otro día, que también tuvo lo suyo).
El panorama que acabo de describir era, entre los adolescentes y prepúberes de mediados de los noventa, el pan nuestro de cada día. Sin embargo, en 1996, la empresa Coca Cola lanzó una promoción que, a día de hoy (o al menos eso creo yo), no ha logrado igualar. Acumulando quince tapones de las botellas de medio litro, y por 1500 pesetas, se podía conseguir un maravilloso beeper.
El beeper (o pager, o buscapersonas, o busca, o mensáfono), era un diminuto dispositivo, formado por un par de botones y una pantalla, que permitía recibir mensajes cortos. La técnica a utilizar, consistía en una llamada a Mensatel (que salá bastante cara), quien administraba este servicio en España, dictar el mensaje a la operadora e indicarle el número de beeper que debía recibir el mensaje. Además, Coca Cola se dedicó de bombardear los buscas con promociones y eventos durante una buena temporada, por lo que no era difícil oir pitar al chisme dos o tres veces al día.
A pesar de la utilidad que tuvo en su momento, la implantación masiva del teléfono móvil, y la aparición de los SMS, condenaron al beeper al olvido, aunque aún hoy sigo pensando si se le puede sacar algún partido. En EE UU todavía se utilizan, sobre todo de forma privada, en hospitales y empresas. Sin embargo, en España eso ya es cosa del pasado. Hay quien dice que el beeper puede recibir mensajes por Internet, o que se puede reactivar para revivir su momento de gloria y darle el mismo uso que antaño. Lo segundo es bastante probable, pero no he encontrado nada relacionado con lo primero. Aún así, confío en que se pueda trastear con é para darle un servicio "casero". Aunque sólo sea como despertador, que se agradece oir de vez en cuando su pitido, tan "años noventa".

05 febrero 2011

Viaje interplanetario


Este blog resurge de sus cenizas tras la agitada época de exámenes. Y para relajarse y despejar la mente tras estos días, nada como bajar la luz de la habitación, sentarse cómodamente en el sillón y dejar que en los altavoces de la minicadena suene Los Planetas op. 32, de Gustav Holst, una suite de siete movimientos, compuesta entre 1814 y 1818, y pensada para "gran orquesta".
Cada movimiento está dedicado a un planeta de nuestro Sistema Solar, y al dios que representa:

-Marte, el portador de la Guerra.
-Venus, el portador de la Paz.
-Mercurio, el mensajero alado.
-Júpiter, el portador de la Alegría.
-Saturno, el portador de la Vejez.
-Urano, el mago.
-Neptuno, el místico.

Nada como dejar que la mente vuele de planeta en planeta durante los más de cincuenta minutos que dura la obra. Comenzando por la fuerza de Marte, a la que sigue la serenidad de Venus, continuando con la trepidante Mercurio, la divertida Júpiter, una Saturno apaciguada, la imponente Urano y, por último, una enigmática Neptuno, podremos sentir que recorremos millones de kilómetros sin salir de casa.
Y ahora que ha terminado la actuación, ya estamos listos para volver a llenar el blog con un montón de contenidos llenos de Ciencia y Cultura.

Nota: puede que a alguien le resulte familiar esta obra. Y es que la pieza dedicada a Marte puede oírse en el episodio de Cosmos, Blues para un planeta rojo.

24 enero 2011

Comida rápida. Muy rápida


Voy a saltarme la cuarentena que sufre este blog cada vez que hay exámenes para hablar de un videojuego que, a pesar de datar de 1982 (anticuadillo, como a mí me gustan), descubrí hace tan sólo un par de días.
Se trata de Burgertime, un juego de la Data East Corporation para DECO Cassette System conocido en España como La hora de las hamburguesas; aunque antes de salir de Japón era conocido como Hamburger.
Hay que reconocer que no es nada facil superar los niveles que lo componen. El protagonista, un simpático cocinero, debe componer una hamburguesas pasando sobre los ingredientes que las componen: pan, carne, tomate, lechuga y queso (aunque en la versión que he probado yo sólo hay pan, carne y lechuga). Para ello, debe recorrer las escaleras y plataformas situadas a diferentes alturas sobre las que descansan dichos ingredientes.
Hasta aquí todo es fácil, si no fuese porque el pobre chef es acosado por salchichas y huevos fritos muy inteligentes (lo de "muy inteligentes" no lo digo en broma. Saben cómo y por dónde atacar).
La popularidad de este juego hizo que se desarrollasen versiones posteriores para Apple II, Atari 2600, Coleco Vision, MS-Dos, NES, Game Boy y hasta teléfono móvil. Incluso aparecieron secuelas de Burgertime, como Peter Pepper's Ice Cream Factory y Super Burgertime.
Extremadamente entretenido y adictivo. Para que luego hablen mal de los juegos abandonware...

07 enero 2011

Somos polvo de estrellas (VII)


La primera entrada del año va a estar dedicada al siguiente capítulo de Cosmos. Se titula Historias de viajeros, y hace honor a su nombre, puesto que el episodio entero es un constante viajar.
Para empezar, la nave de la imaginación de Carl Sagan se desplaza desde los confines del Sistema Solar hasta el mismo Sol, describiendo brevemente la apariencia de cada uno de ellos.
La siguiente parada en este viaje se encuentra en el laboratorio del Departamento de Aeronáutica de Pasadena, desde donde se lleva a cabo el control de las sondas Voyager I y II desde 1979. Desde allí dentro se nos muestra la frenética actividad que conlleva el seguimiento de ambas naves y su comunicación con ellas. Aprovechando esta parada, se describe la historia de las Voyager y de sus logros.
Después, un viaje en el espacio y el tiempo para llegar a la Holanda del siglo XVII, para conocer su espíritu innovador, propio del Renacimiento, y su afán por alzarse económica y científicamente. Como ejemplo de esto, se muestra en interior de su antiguo ayuntamiento, y se presenta al matemático, físico y astrónomo Christiaan Huygens.
Y para terminar, un acompañamiento a la Voyager por el Sistema Solar, para conocer la forma en que trabaja y se recogen sus datos, así como sus hallazgos y descubrimientos.
Eso sí, el viaje no termina aquí, pues aún quedan unos cuantos episodios de esta genial obra documental por descubrir. Tras esto, un pequeño epílogo, en el que un Carl Sagan más envejecido de lo habitual, actualiza todo lo referente al gran viaje de las Voyager por el Sistema Solar.