¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."

Carl Sagan en La armonía de los mundos.

04 octubre 2009

Prisioneros del frío


"El primer día de reducción de la ración de pan había empezado. Cien gramos menos de pan equivalían a una comida menos de aquel alimento pegajoso, húmedo, pesado al estómago. Eran setecientos gramos menos por semana, y el sufrimiento que atenazaba las entrañas hambirentas de multiplicaba por setecientos.
Pronto corrió el rumor de que Bacha Tarrasova renunciaba a exigir un chal nuevo. Pero el comandante Vorotilov fue intransigente, y el teniente Markov multiplicó sus torturas, que hacían jurar y rabiar a los
plennis. El barracón VII, del bloque 5, declaró la huelga de hambre. Fue en vano. Markov fue allí con cinco soldados, mandó colocar una ametralladora en posición, poner las raciones sobre las mesas y ordenó:
-¡A comer todos!
Aquellos miserables seres humanos levantáronse de los camastros, y, bajo la amenaza del arma, comieron sus raciones.
Markov reía al salir del barracón."


Hace tiempo escribí un artículo dedicado al libro Llegaron del cielo de Heinz G. Konsalik, y me gustó tanto la forma de escribir sobre la II Guerra Mundial que tiene este autor, que no he podido evitar buscar algún otro libro del mismo. Por eso me he leído El médico de Stalingrado, una maravillosa novela protagonizada por un grupo de prisioneros de guerra alemanes, los cuales se encuentran en un campo situado en la ciudad soviética de Stalingrado, junto al río Volga. Los soldados, tras haber perdido la guerra, son obligados a pasar varios años en estas frías tierras, privados de libretad y de los más mínimos derechos, trabajando para la Unión Soviética. No obstante, el campo de prisioneros cuenta con unas instalaciones médicas bastante precarias dirigidas por el doctor alemán Böhler, quien, a pesar de las adversidades, lleva a cabo su trabajo con una precisión y una profesionalidad admirada por los rusos.
Las diferencias entre los alemanes y los rusos que se encuentran en el campo dan lugar a multitud de situaciones a lo largo de la historia que llegan a poner en duda quiénes son los buenos y quiénes los malos. Y a esto, hay que añadirle la calidad narrativa de Konsalik.

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