¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."

Carl Sagan en La armonía de los mundos.

23 abril 2010

Prohibido leer


Aprovechando que hoy es el Día del Libro, me he puesto a recordar uno de mis géneros preferidos: la distopía, ambientado sociedades totalitarias en las que, entre otras medidas, se intenta controlar a la población mediante la prohibición de ciertas obras literarias, cuando no todas (muy recomendables, entre otros, 1984, de George Orwell, o Fahrenheit 451, de Ray Bradbury). Este tipo de historias nos sirven como advertencia sobre lo que puede ocurrir cuando el poder se deja en manos de quien no sabe o no se merece dirigir al pueblo.
Estas obras también suelen tener en común el hecho de que alguno de sus personajes (o en ocasiones, el propio protagonista), se rebela contra el poder en mayor o menor medida, en buca de su ansiada "libertad literia".
Sin embargo, en ocasiones la realidad supera a la ficción. Un ejemplo claro se encuentra en el samizdat, o auto-publicación, una práctica extendida por toda la Unión Sociética durante el siglo XX, consistente en la distribución y copia a pequeña escala de libros prohibidos por el régimen comunista. Quienes decidían llevar a cabo dicha práctica, se arriesgaban a severas condenas por ello, pero eso no les echaba atrás, y gracias a su valentía, El maestro y la margarita, de Mijaíl Bulgákov, o El poder de los no poderosos, de Václav Havel, entre otros libros, fueron distribuidos entre aquellos que consideraban que la libertad de opinión y pensamiento estaba por encima de cualquier gobierno o injusta ley.
También en Irán, tras la revolución islámica de 1979, se distribuyeron obras prohibidas. O en Alemania, durante el nazismo y la Segunda Guerra Mundial. O incluso en América Latina, durante el periodo de dictaduras militares.
Y gracias a toda esta gente, hoy hacemos cola para comprar libros, en lugar de para quemarlos.

ACTUALIZACIÓN 07-06-2010: Gracias por la apreciación. 1984 es de George Orwell, no de H.G. Wells (vaya despiste...).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

1984 de HG Wells?????

diommio...

Anónimo dijo...

yo siempre tengo que pensarmelo 2 veces antes de nombrar a orson welles, h.g. wells o george orwell...