Ayer vi una película fascinante de 1951: Ultimátum a la Tierra, de Robert Wise. En ella, un alienígena llamado Klaatu, acompañado por el robot gigante Gort, llega con su nave a nuestro planeta para alertarnos del peligro que supone para la Tierra el uso de las nuevas armas nucleares. Sin embargo, los humanos ven a Klaatu como una amenaza, y los líderes de un mundo en conflicto no se ponen de acuerdo para atenderle, lo que le obligará a acudir a la comunidad científica para poder dar al mundo su mensaje de alerta.
No he podido despegarme de la pantalla durante la hora y media de película, y algunas escenas me han encantado especialmente, como aquella en la que el alienígena aparece por primera vez y se encuentra a todo un ejército listo para atacarle, o cuando París, Londres, Moscú y Nueva York se paralizan por el corte de electricidad mundial. Pero lo más importante de la película es la idea que transmite: por mucho que hayamos evolucionado durante miles de años, seguimos siendo más animales de lo que creemos, y para ser realmente civilizados aún nos queda un largo camino por recorrer. Eso si antes no nos hemos destrozado los unos a los otros.
¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."
Carl Sagan en La armonía de los mundos.
21 septiembre 2007
¿Humanidad?
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2 comentarios:
Si hubieran cambiado el argumento y en lugar de ser alienígenas, hubieran sido inofensivos conejitos.. habría visto la película contigo jejeje
Besototes!!!
Ya decía Freud que nuestro inconsciente no había evolucionado demasiado...
Saludos
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