Hace 3000 años, quizá en la India, o a lo mejor en Egipto, alguien comenzó a sufrir un extraño mal: subía su temperatura, sentía dolores y debilidad, su boca y su lengua se llenaban de manchas rojas que se convertían en llagas purulentas y se extendían por todo su cuerpo. A los pocos días, estas llagas transformadas en costras dejaban paso a pequeños agujeros sobre la piel. La mayoría de la gente no sobrevivía a estos síntomas.
Pronto, más personas comenzaron a experimentar los mismos síntomas mientras la maldición se extendía por el mundo entero. Sin embargo, tal maldición no era otra cosa que el virus variola, causante de la viruela. Una enfermedad que acababa con gran parte de la población sin que existiera una cura para la misma. Sólo en el siglo XIX murieron 300 millones de personas contagiadas de viruela; y el miedo a su aparición era tal, que se prohibía dar nombre a los niños hasta que sobrevivieran a la enfermedad.
Hubo que esperar hasta 1796, cuando Edward Jenner comenzó a experimentar con los enfermos de viruela y creó la primera vacuna contra la enfermedad. Tras una campaña de vacunación mundial, se consiguió erradicar la viruela, y el último caso tuvo lugar en Somalia en 1977.
¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."
Carl Sagan en La armonía de los mundos.
21 septiembre 2007
El mayor asesino de la Historia
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