¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."

Carl Sagan en La armonía de los mundos.

19 diciembre 2010

¿Y si tus amigos se tiran por un precipicio?


Nostalgia informática al canto. Hace ya casi veinte años que jugué por primera vez a este videojuego en mi 386, y el poder de los emuladores me ha hecho retroceder en el tiempo para disfrutar otra vez de él. Estoy hablando del juego Lemmings.
Aunque su plataforma original era el Commodore Amiga, desde que fue publicado por Psygnosis en 1991, ha sido adaptado a multitud de ordenadores y consolas diferentes, evolucionando hasta nuestros días sin abandonar su espíritu entretenido y original.
Los diminutos lemmings que protagonizaban el juego, al igual que sus homólogos seres vivos, formaban un nutrido grupo que recorría las diferentes pantallas, uno detrás de otro, sin detenerse, y sin tener en cuenta los obstáculos que aparecían en su camino. Las paredes les hacían dar media vuelta y los precipicios les hacían caer. Y allí llegaba la mano del jugador, que debía designar de forma todopoderosa quiénes eran, entre todos los lemmings, los encargados de dirigir a su pueblo, desde la trampilla por la que salían al comienzo del nivel, hasta la puerta por la que se colaban al final del mismo.
Para ello, se podía elegir entre hacerles horadar una pared que comunicase con otra sala, excavar el suelo para llegar a un nivel inferior, fabricar escaleras para alcanzar uno superior, detenerse e impedir el paso a sus compañeros, o poseer un paraguas que se abría al caer por un precipicio, entre otros. Incluso se les podía hacer saltar por los aires, si eso le venía bien al resto del grupo.
Esto convertía al jugador en una especie de semidiós, cuyo objetivo era salvar a un porcentaje de lemmings, determinado para cada nivel, a costa de sacrificar a algunos de ellos.
El éxito de este jueguecillo fue tal, que el primer día de su salida al mercado se vendieron 55000 copias del mismo, y aún hoy se le considera uno de los mejores videojuegos de la historia: inspirados en él, han aparecido multitud de juegos clónicos y versiones, y hay incluso uno en 3D, y otro para jugar en la PSP.
Así que, con vuestro permiso, voy a volver a meter mi disquete, perdón, a abrir mi emulador de MS-DOS, y conducir a unos cuantos bichitos azules de pelo verde hasta la Tierra Prometida...

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