¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."

Carl Sagan en La armonía de los mundos.

18 marzo 2010

Digamos "patata"


Quiero comenzar mi serie de entradas dedicada a fotografías famosas con una imagen que, además de espectacular, resulta un tanto curiosa. Espectacular porque está realizada a una distancia de entre 4500 y 6000 millones de kilómetros de nuestro planeta, y curiosa porque el "fótografo" que se encuentra tras la cámara es la sonda Voyager 2, que realizó la foto el 14 de febrero de 1990, después de abandonar las proximidades de Neptuno y a punto de escapar de nuestro Sistema Solar.
La instantánea, llamada Un punto azul pálido, recoge la imagen casi imperceptible de la Tierra (en la parte central, un poco hacia la derecha) en la inmensidad del Universo que la rodea. Esta fotografía nos recuerda que, a pesar de la percepción que tenemos sobre nuestro planeta, al que vemos como un poderoso gigante, no es más que una diminuta mota de polvo, un insignificante fragmento de material estelar en el que, por casualidad, surgió vida hace millones de años. Una vida igual de diminuta e insignificante, a la deriva en este inacabable mar de estrellas.
La imagen inspiró a Carl Sagan para escribir un libro que lleva el mismo nombre, y que pienso ir a buscar a la biblioteca en cuanto termine de escribir esta entrada.

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