Hace un par de semanas, y después de muchos meses, terminé de leerme una serie de libros magnífica. Los hijos de la Tierra, de la estadounidense Jean M. Auel me han ayudado a viajar a la prehistoria, en una época en la que el hombre moderno convivió con una especie parecida: el hombre de Neandertal.
Los cinco libros que componen esta serie narran la vida de Ayla, una niña cro-magnon que, en El clan del oso cavernario sufre la pérdida de su familia, y debe vagar sola durante varios días hasta que un grupo de neandertales la acogen en su clan. Esto provocará que, mientras Ayla crezca, adquiera las costumbres de otra especie homínida, sufriendo las consecuencias de este choque de culturas.
En el siguiente libro, El valle de los caballos, Ayla vive sola en un valle, y aprenderá a domesticar animales. Después de unos años en soledad, aparecerá en su vida Jondalar, otro de su especie, con quien Ayla decide pasar el resto de su vida.
Así, en Los cazadores de mamuts, Ayla y Jondalar viajarán al territorio de los Mamutoi, una tribu oriental que subsiste cazando estos mastodontes.
Depués, en Las llanuras del tránsito, la pareja recorre Eurasia en dirección al hogar de Jondalar, en un largo viaje lleno de aventuras.
Por último, en Los refugios de piedra, Ayla y Jondalar llegan al territorio de los Zelandonii, en el extremo occidental de Europa, y Ayla deberá aprender a ivir en una sociedad a la que no está acostumbrada.
Aunque es una serie literaria muy extensa, merece la pena descubrir esta época, a través de una narración excelente por parte de la autora, que sabe recrear muy bien paisajes y lugares. Además, los personajes no dejan de ser testigos de avances importantes para el ser humano: desde mejoras en las técnicas de caza hasta el uso de la aguja, pasando por la domesticación de animales.
¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."
Carl Sagan en La armonía de los mundos.
02 enero 2009
Hace más de 10000 años
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