Buenos padres

En 1983, Lorenzo Odone, un niño de 5 años, comenzó a experimentar extraños síntomas: se trababa al hablar, se desorientaba y tenía dificultades para escuchar. Sus padres, Augusto y Michaela, llevaron a Lorenzo al Centro Médico Intantil Nacional de Washington, donde le fue diagnosticada una rara e incurable enfermedad degenerativa llamada Adrenoleucodistrofia (ALD). A lorenzo le quedaban 2 años de vida.
Sin embargo, sus padres no se desalentaron, y comenzaron a recopilar toda la información existente sobre la enfermedad, y sobre medicina y química en general, aunque sus conocimientos en la materia fuesen nulos. Así, descubrieron que los enfermos de ALD poseían una concentración muy alta de ácidos grasos de cadena larga en sus células. Dichos ácidos destruían la mielina (encargada de transmitir los impulsos eléctricos a través de las neuronas), y por lo tanto inutilizaban el sistema nervioso.
Lorenzo dejó de ingerir alimentos con ácidos grasos de cadena larga, pero la enfermedad seguía avanzando y aparecían nuevos síntomas: visión borrosa, pérdida de equilibrio, sordera...
Se organizó una conferencia sobre ALD, y uno de los asistentes, el doctor William Rizzo, afirmó que había logrado reducir el ácido graso de cadena larga utilizando ácido oleico procedente del aceite de oliva. Este ácido era demasiado puro, y podía resultar tóxico para los seres humanos. No obstante, Lorenzo empezó un tratamiento que redujo las concentraciones de ácidos grasos de su cuerpo en un 50%.
Pero aún había mucho que hacer, y Augusto Odone empezó a buscar otros compuestos que completasen la reducción de ácidos grasos. La solución estaba en el ácido erúcico, procedente del aceite de colza, pero los ratones de laboratorio que lo habían ingerido habían sufrido graves daños cardíacos.
A pesar de la negativa a preparar el compuesto de ambos ácidos por parte de muchos médicos, el bioquímico Donald Suddaby se ofreció a hacerlo, y creó una sustancia con la que se trató a Lorenzo, en un intento dsesperado por salvar su vida.
Al poco tiempo, las concentraciones de ácidos grasos de cadena larga se estabilizaron, y se demostró que el conocido desde entonces como aceite de Lorenzo servía para tratar a enfermos graves de ALD, y reducía los síntomas de los enfermos leves.
Los médicos no creían que este niño sobreviviese más de 2 años, y sin embargo no fue así: Lorenzo Odone falleció el pasado 30 de mayo a los 30 años. Su historia, llevada al cine por George Miller, muestra el tesón de unos padres por conservar lo que más querían.