Maldito sarcófago

El 26 de noviembre de 1922,tras varios días avanzando hasta la sala que contenía el sarcófago, Howard Carter y Lord Carnarvon encontraron la tumba de Tutankamón. La tumba era la mejor conservada de todas las descubiertas; tanto, que cuando Carter entró, pudo fotografiar unas flores que llevaban secas más de 2000 años y se desintegraron inmediatamente. Pero no todo iba a ser de color de rosa...
A los cuatro meses de haber encontrado la tumba, Lord Carnarvon fue picado por un mosquito. Al afeitarse se cortó la picadura, y esto le provocó una infección que dio lugar a una neumonía mortal. Según la leyenda, su perro murió fulminado en el mismo momento que él, y cuando su familia recibió la terrible noticia, todo el Cairo sufrió un inexplicable apagón. Además de Lord Carnarvon, otros hombres presentes durante la apertura de la tumba también fallecieron por extrañas consecuencias: Audrey Herbert, hermano de Carnarvon; Arthur Mace, uno de los ayudantes en la excavación; y Duglas Reid, quien radiografió la momia, murieron en Londres, el Cairo y Suiza respectivamente sin una clara razón.
Y para rizar más el rizo: la secretaria de Carter murió en esos días de un ataque al corazón (y el padre de ésta se suicidó al conocer la noticia), y un profesor canadiense que estudió la tumba con Carter falleció de un infarto cerebral en el Cairo.
Para "reventar" la leyenda, es necesario aclarar que, de las 58 personas que estuvieron más o menos relacionadas con el descubrimiento, sólo 8 murieron de forma repentina en aquellos meses (y todos los días muere gente de forma repentina). Lo más probable es que su muerte estuviera relacionada con la existencia de moho y bacterias en la cámara funeraria.
Maldiciones y leyendas aparte, el descubrimiento de la tumba de Tutankamón es un hecho fascinante, y uno de los más importantes de la historia de la egiptología.