¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."

Carl Sagan en La armonía de los mundos.

06 diciembre 2010

Más naturaleza, imposible


Aprovechando el puente, Beagle se ha ido a pasar el día al Monasterio de Piedra, en Nuévalos, Zaragoza. Y ha merecido la pena.
Y es que no sólo se trata de un monasterio. Este lugar es una magnífica reserva natural, donde bosques y cascadas se mezclan, creando hermosísimos paisajes.
Visitar el Monasterio de Piedra es como entrar en un parque de atracciones natural: calzado cómodo, un plano detallado para seguir sus rutas y una cámara de fotos colgando del cuello, pues cada rincón posee detalles especiales que no pasan desapercibidos.
Para empezar, una zona de interpretación de aves rapaces, con varias exhibiciones de cetrería espectaculares (no todos los días la pasa a uno un águila real a pocos centímetros de la cabeza), acompañadas de detalladas explicaciones.
Después, un largo (muy largo) paseo por sus caminos, entre enormes árboles y pasando junto a poderosas cascadas, como la llamada Cola de Caballo, de más de cincuenta metros de altura, o la caprichosa, que forma una espesa nube de agua durante su caída.
También se puede entrar en sus cuevas; curiosos recovecos en la montaña decorados con todo tipo de estalactitas, o comtemplar sus estanques, que parecen inmensos espejos a los que se asoman las escarpadas rocas.
Y si no es suficiente este espectáculo natural, el monasterio también nos puede dar unas cuantas clases de Historia y Arquitectura:
Este edificio fue fundado en 1195 por un grupo de monjes cistercienses procedentes del Monasterio del Poblet. Sin embargo, tras la desamortización de Mendizábal en 1836, el monasterio fue abandonado, sufriendo saqueos y quedando en estado ruinoso (no hay más que ver su iglesia), hasta que la familia Muntadas adquirió el complejo.
Sus elementos más representativos son el claustro románico, la sala capitular (cuyas columnas conservan los colores originales), el refectorio (decorado con esculturas que representan escenas medievales) y la cocina.
Lo curioso de esta última sala es que fue aquí donde, en 1534, se elaboró chocolate por primera vez en España, ya que el monje Fray Jerónimo de Aguilar, quien acompañó a Hernán Cortés en su campaña al Nuevo Mundo, envió algo de cacao a Antonio de Álvaro, abad del monasterio.
¿Y tiene este sitio algo de malo? Pues que sólo se puede comer fuera del lugar, y que una vez se ha salido, no se puede volver a entrar.
Aún así, quien pueda ir, que vaya. En serio.

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