Bélgica y los Países Bajos, implicados en la guerra

El 11 de mayo de 1940, el diario La Vanguardia publicó una noticia de gran trascendencia para el conflicto. Tras varios meses sin apenas movimientos en ambos bandos, el ejército alemán se lanzaba a por Francia dando un rodeo a través de Holanda, Bélgica y Luxemburgo. A continuación, un fragmento de dicha noticia:

[...]Tal es la ultima noticia que recibo en el momento de cablegrafiar y después de un día en el que a la invasión, por Alemania, de Holanda, Bélgica y Luxemburgo, se han desencadenado los acontecimientos sobre Europa como una catarata. Una catarata de fuego, hierro y explosivos.
Bombas han caído en la Haya, Bruselas, Lyon y en una pequeña aldea inglesa en los alrededores de Canterbury. «Ante las circunstancias —dice una proclama del ministro del Interior inglés—, es necesario que todos los ciudadanos porten la careta antigás y los discos de identificación».[...]
Entre el alud de noticias que caen sobre mi mesa en torno al desarrollo de los acontecimientos en el nuevo teatro de guerra, puedo hilvanarles a ustedes el siguiente relato: Alemania inició su invasión de los tres países sin declararles la guerra y al mismo tiempo que les presentaba un ultimátum, rechazado unánimamente por los tres. Holanda, Bélgica y Luxemburgo han pedido ayuda a los aliados, y éstos se la han ofrecido automáticamente, mientras el joven rey Leopoldo se colocaba galantemente al frente de sus tropas y la anciana reina Guillermina dirigía una proclama a su país pidiéndole a cada subdito que «cumpla con su deber, pues yo cumpliré con el mío». Simultáneamente la resistencia ha comenzado a lo largo de toda la frontera, siendo contenidos los atacantes por doquier.
Hasta las tres de la tarde los holandeses habían, según su comunicado oficial, abatido setenta aviones alemanes, treinta los belgas, diez y ocho los franceses y nueve, los ingleses.[...]
En Londres se cree que el objeto de Alemania al invadir Holanda, Bélgica y Luxemburgo consiste en forzar una solución fulminante y ganar la guerra por sorpresa.[...]

Este hecho pone fin a la conocida como "guerra de broma", y las potencias se ven obligadas a participar de forma activa en el conflicto.