Hace más de doscientos años, el método más eficaz para combatir el dolor físico consistía en aguantarse. Esto cambió a partir de 1817, cuando la morfina comenzó a ser comercializada y suministrada a los enfermos y convalcientes. Lamentablemente, este opiáceo causaba una gran adicción entre quienes lo cosumían, y hoy en día continúa causando problemas a quienes han seguido su tratamiento y necesitan que les sea administrado aunque el dolor haya desaparecido.
No obstante, a principios de siglo fue descubierto un derivado de la morfina que, en principio, estaba destinado a sustituir a su predecesor. Este novedoso medicamento, comercializado por Bayer en 1898, era entre 1,5 y 2 veces más potente que la morfina, y su efecto analgésico era mucho más rápido (aunque su efecto anestésico era similar). Y eso no era todo. Su efecto revitalizante sobre las vías respiratorias llegó a convencer a la comunidad científica de principios del siglo XX que acabaría por erradicar la tuberculosis. Sus consumidores experimentaban relajación, adormecimiento, supresión del reflejo de la tos, y otros efectos relajantes que les ayudaban a olvidarse de sus molestias y dolores. Y como además de analgésico, era un medicamento ligeramente estimulante, comenzó a utilizarse para tratar la terrible addición a la morfina.
Parecía realmente bueno, por lo que Bayer lo registró con el nombre de heroína.
¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."
Carl Sagan en La armonía de los mundos.
03 enero 2010
¿Un clavo saca otro clavo?
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