Ésa es, más o menos, la cara que se me ha quedado al terminar de leerme Fin de partida, de Samuel Beckett. Se trata de una obra de teatro protagonizada por Hamm (un viejo ciego y paralítico), Clov (su mayordomo), y los padres de Hamm, Nagg y Nell.
La historia tiene lugar en un cuarto sin más decoración que dos ventanas y dos cubos de basura (en cuyo interior agonizan Nagg y Nell), y mientras la obra discurre de forma muy pausada (pero que muy pausada), Hamm y Clov conversan sobre lo que ha sido el mundo, sobre lo que han sido ellos mismos, y sobre lo que ya nunca será, puesto que se encuentran en el día siguiente al fin de los días.
Tengo que reconocerlo, esta especie de tragedia no me ha gustado, por mucha gente que opine lo contrario.
¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."
Carl Sagan en La armonía de los mundos.
05 noviembre 2008
Teatro raro
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1 comentarios:
Pasa a menudo con el teatro del absurdo.
Saludos
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