¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."

Carl Sagan en La armonía de los mundos.

11 octubre 2007

Orson Welles, contrabandista


Recientemente he visto la que para muchos es la mejor película británica de la historia. Se trata de El tercer hombre, la adaptación de la obra de Graham Green dirigida en 1949 por Carol Reed. En ella, un novelista norteamericano llamado Holly Martins se dirige a la Viena de posguerra para visitar a su amigo Harry Lime. Sin embargo, le comunican que ha fallecido. Holly intenta saber más acerca del suceso, pero cuando se dirige a la policía descubre que Harry era considerado un traficante y un criminal. Desconcertado, Holly decide investigar por su cuenta, conversando con diversos personajes relacionados con su amigo. Así, sólo consigue recoger testimonios contradictorios, y se verá inmerso en una trama llena de asesinatos, desaparaciones (y apariciones) misteriosas, persecuciones por las calles y el alcantarillado de Viena e inesperados y desconcertantes giros del argumento con un final impecable.
Tengo que reconocer que la película, y su magnífica banda sonora, me han dejado pegado a mi asiento de principio a fin.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jose Angel es un gran cinéfilo... y de buen gusto además ;)

Álvaro Fernández Magdaleno dijo...

No he visto El tercer hombre, tengo que hacerlo.
Cristi tiene razón eres más que el Jose Luis Garci.