Bluetooth, infrarrojos, conexión GPRS, 3GP, Wifi, llámame-que-no-tengo-saldo, Whatsapp, Twitter, Tuenti, Facebook...
Nada de eso. El único operador nacional existente no regala llamadas entre fijos, y apenas hay teléfonos móviles entre la población, así que si tienes algo que decirle a tu amiguito, llama rápido y no te enrolles, que el paso está por las nubes (de lo de la facturación por pasos ya hablaremos otro día, que también tuvo lo suyo).
El panorama que acabo de describir era, entre los adolescentes y prepúberes de mediados de los noventa, el pan nuestro de cada día. Sin embargo, en 1996, la empresa Coca Cola lanzó una promoción que, a día de hoy (o al menos eso creo yo), no ha logrado igualar. Acumulando quince tapones de las botellas de medio litro, y por 1500 pesetas, se podía conseguir un maravilloso beeper.
El beeper (o pager, o buscapersonas, o busca, o mensáfono), era un diminuto dispositivo, formado por un par de botones y una pantalla, que permitía recibir mensajes cortos. La técnica a utilizar, consistía en una llamada a Mensatel (que salá bastante cara), quien administraba este servicio en España, dictar el mensaje a la operadora e indicarle el número de beeper que debía recibir el mensaje. Además, Coca Cola se dedicó de bombardear los buscas con promociones y eventos durante una buena temporada, por lo que no era difícil oir pitar al chisme dos o tres veces al día.
A pesar de la utilidad que tuvo en su momento, la implantación masiva del teléfono móvil, y la aparición de los SMS, condenaron al beeper al olvido, aunque aún hoy sigo pensando si se le puede sacar algún partido. En EE UU todavía se utilizan, sobre todo de forma privada, en hospitales y empresas. Sin embargo, en España eso ya es cosa del pasado. Hay quien dice que el beeper puede recibir mensajes por Internet, o que se puede reactivar para revivir su momento de gloria y darle el mismo uso que antaño. Lo segundo es bastante probable, pero no he encontrado nada relacionado con lo primero. Aún así, confío en que se pueda trastear con é para darle un servicio "casero". Aunque sólo sea como despertador, que se agradece oir de vez en cuando su pitido, tan "años noventa".
¿Cómo puede la ascendencia de Marte en el momento de mi nacimiento influir sobre mí, ni entonces, ni ahora? Yo nací en una habitación cerrada; la luz de Marte no podía entrar. La única influencia de Marte que podía afectarme era su gravitación. Sin embargo, la influencia gravitatoria del tocólogo era mucho mayor que la influencia gravitatoria de Marte. Marte tiene mayor masa, pero el tocólogo estaba mucho más cerca."
Carl Sagan en La armonía de los mundos.
07 febrero 2011
¿Número? ¿Mensaje?
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